Tres Cerditos

 Sin ánimo de lucro

.Tres Cerditos.

La piara de Cerdos, se abalanza sobre el pienso mezclado con los productos que distribuye el Granjero por el toril, en el que en uno de los sacos lleva impreso una marca que evoca el número 666. El Granjero, limpia el lugar extrayendo el heno del chiquero. Uno de los cerdos le propina una dentellada. El Granjero se observa la mano, la sangre empieza a fluir y caen unas gotas dentro del cubil. Los Cerdos continúan con la ingesta, sin dar importancia a la sangre que ha sido rociada por la comida.

El Granjero acaba la tarea, y se dirige a curarse la mano.

Tres de los Cerdos, se atacan mutuamente. Exactamente los tres primeros que han ingerido el forraje cubierto con la sangre del Granjero.

Empiezan a tomar una actitud agresiva entre ellos y el resto de la piara. Deciden en un acto puramente humano salir en busca del manjar que se ha ido dentro de la casa.

Los Tres Cerdos derriban la puerta. El Granjero que se encuentra en la cocina junto a La Esposa e Hijo, observan horrorizados cómo los Tres Cerdos se lanzan sobre ellos y les aniquilan en el acto con una mordida certera en los cuellos. Los Cerdos se ceban con los cuerpos. La sangre se extiende por el suelo. Los Cerdos beben el líquido vita

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El Párroco del Pueblo se dirige, biblia en mano, a La Granja bautizada cómo La Granja Del Diablo por el reciente descubrimiento de la posesión demoníaca de los Cerdos que pertenecían a Los Herschel, quienes fueron las primeras víctimas de los efectos sobrenaturales que poseen a los animales.

El Párroco, entra en la Granja con cuidado. Observa a los animales pastar tranquilamente.

Se acerca a la piara y abre la Biblia, citando el pasaje de la posesión en los tiempos de Jesús, se dispone a cumplir con un exorcismo que no surte efecto alguno.

Los Cerdos siguen de forma tranquila y en el quehacer sin ofrecer ningún gesto de posesión.

El Párroco decide marcharse de La Granja percibiendo que el objeto demoníaco permanece en el lugar.

De camino a la Iglesia, se encuentra con un Hombre muy delgado, alto y con ademanes exquisitos que le saluda cortésmente. El Párroco siente una especie de escalofrío pero sigue su camino.

Llega a la Parroquia. Observa el entorno y percibe una sensación de inquietud. Entra un tanto nervioso a la casa. Coloca las llaves en el portallaves. Camina por el pasillo. Se encuentra con El Hombre con quién se ha cruzado en la calle. El Hombre le coge por el cuello, y con un golpe certero le corta la yugular. El Párroco cae y El Hombre clama a los demonios en lenguaje demoníaco, que se presentan en el acto y se llevan al Párroco a la Piara de Cerdos que se acerca lentamente y empieza a degustar el exquisito comestible.

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El Sol Demoníaco se cernía sobre los cuerpos inertes de las víctimas que reposaban en una hilera, tal la fila que se hacía en los antiguos patios del colegio, pero con una salvedad, yacían muertos bajo el sol.

La historia contempla, explica el Profesor, a la vez que cierra el libro, el hecho de que realmente existió posesión demoníaca en el pueblo que ahora se encuentra deshabitado.

La campana de la clase se escucha avisando a los estudiantes que el curso ha llegado a su fin diario.

Se levantan de los pupitres y tres de ellos deciden en el patio de la escuela ir al pueblo para ver si es cierto la historia reciente de la posesión en los animales.

Se encuentran con el Profesor, que les insta a salir del camino y les recuerda que los cuerpos se encontraron tal cuál.

Los muchachos, sienten en el último momento que podría ser verdad y deciden irse a sus hogares.

El Profesor, les atropella y cuándo acaba con la masacre, se dispone a colocar los cadáveres en el maletero. Lleva el alimento a los Cerdos que continúan con una vida tranquila.

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El Doctor, observa el colón del paciente en la radiografía que se mantiene en el lector. Explica El Doctor al Señor que espera sentado en la silla: El colón lo tiene perfecto. Sonríe con una mirada risueña, diría que sería una deliciosa cena si estuviésemos invertidos. Ya sabe, continua El Doctor en el soliloquio que mantiene, tal cómo nosotros vemos a los Cerdos, termina la frase con el rictus serio.

El Señor, sonríe y manifiesta que gracias a la gran noticia se dirige sin más demora a comer una buena parrilla con todos los ingredientes.

El Doctor sonríe. Claro que sí, responde EL Doctor.

El Señor, se dirige al parking del hospital y se encamina hacia el coche realizando la comprobación de seguridad. Sube en él y El Doctor situado en el asiento trasero del coche le ataca cortándolo está vez en la vena aorta. El brazo del Señor empieza a sangrar. El Doctor, baja del vehículo y aparta el cadáver del asiento del piloto al asiento del copiloto y se marcha en dirección del pueblo. Allí saca al Señor y se lo echa a los Cerdos que siguen pastando felizmente.

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La vida para Frank resultaba maravillosa, con casi dos metro de estatura, un cuerpo ultra-definido, que cuidaba cómo si se tratase del culto más importante de la existencia terrenal, el cabello dorado acompañado de un exquisito y perfilado rostro que le hacía poseer la belleza más exaltante de los demás seres humanos. Creía en sus doctrinas y se reafirmaba comentando cómo eslogan la forma de mantenerse siempre saludable. Espinacas, whisky y una tabla compuesta por pesas y footing hacían que Frank se viese cómo una especie de Dios aquí en la tierra.

El Ancla tatuada en el brazo, evocaba al fuerte Popeye y la Esposa de este, parecía Olivia, mujer excesivamente delgada, alta, pelo y ojos color azabache, piel blanca. Se caracterizaba aún más con Olivia porque siempre demandaba la necesidad ferviente de que el solicito esposo le otorgara el deseo de sentirse a salvo. Siempre le llamaba al móvil para que le salvase de una dirección no encontrada, para que le trajese ese postre tan delicioso que le gustaba tomar por las noches, para que acudiese a la farmacia antes de llegar a casa, en fin todas aquellos recados que las esposas hoy por hoy se sienten salvadas por los excelentes maridos que fielmente cuidan a su mujer y las colman de todo lo que requieran.

Frank, ese día echo de menos la voz de su Esposa por teléfono. Decidió llamarla y al no contestar se sintió confuso. Se marchó de inmediato al hogar y al llegar encontró rastros de sangre que le vinculaban al jardín.

Frank echo mano de sus conocimientos militares y siguió el rastro que le hizo vaticinar lo peor.

Frank se encontraba en la entrada del Pueblo conocido cómo el Pueblo del Diablo.

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La oleada de desapariciones invaden las comisarías. Los carteles con los rostros de las personas atestan las calles del Estado. Las investigaciones de la Granja no resultan satisfactorias. Los Cerdos pertenecen ahora a Tres hombres que ostentan cargos importantes en el territorio. El primero se ha convertido en un Clérigo que mueve masas. El segundo, exhibe el cargo de Rector en la universidad del estado en el que siempre otorga grandes oratorias y exposiciones acerca del consumo porcino, animando a las personas que reduzcan dicho consumo pero que sepan que resulta excelente para el organismo.

El tercero, Dirige el hospital más importante en el que siempre se encuentra disponible sobre todo para aquellos que gozan de buena salud.

Los Tres Hombres, sabiéndose los más influyentes, acudieron a un meeting político para determinar quién sería el Gobernador del Estado.

Eran las seis de la tarde, el sol empezaba a declinar, las nubes traían esa sensación de que en cualquier momento rompía a llover. Los espesos nubarrones teñían de gris el cielo que se oscurecía al ritmo de la ocultación y se mantenían en la espera de que una gota desencadenará el elemento vital que nos hace ser humanos.

Frank vigilaba de cerca a estos Tres Hombres, sabiendo que desde el interior de su ser, eran los responsables de la muerte de Olivia, su grácil mujer y estaban tras de las otras desapariciones.

Una vez que tuvo localizado a los Hombres decidió hacerles una visita. Frank, sabía que tenían una organización en la que la policía no podría hacer nada por falta de pruebas. Decidió tomarse la venganza por su propia mano, sabiendo que la existencia demoníaca dominaba todo ese asunto.

Frank, voló por los aires el lugar dónde se reunían los Tres Hombres que resultaba ser una de las mansiones construidas en la urbanización más selecta del sitio.

Los Tres Hombres resultaron ilesos.

Frank, en vista de que el plan no ofreció el resultado deseado, decidió enfrentarse a los Tres Hombres que al ver su coraje y determinación, le otorgaron el poder de cobrar los impuestos establecidos.

Frank, poseído por el Ente, visita a los habitantes del estado y les amenaza directamente con que deben ofrecer un familiar a cambio de carne porcina gratuita. El familiar será llevado a trabajar en los aposentos cárnicos.

Las familias, que pasan por un desempleo y una crisis económica en general creen que puede ser una buena idea.

Los seleccionados son recogidos en el transporte de la empresa que se dedica a la elaboración, proceso y manutención de los cerdos. Siendo parte del alimento y de la cadena que procesa el cuidado porcino.

El Ente Demoníaco, observa a Frank cumplir con la labor siendo totalmente eficaz.

El Ente Demoníaco decide mantener una relación cercana con Frank. Para Frank, resulta sorprendente que El Ente Demoníaco, se acerque y le lleve de visita al Reino del Infierno Animal. Un infierno plagado de seres animales, de seres que no comprenden el porqué de la brutalidad humana y que se niegan a realizar su vida dejando al resto vivir en paz sin sentir el temor de verse un buen día en el plato de un comensal humano hambriento.

El Ente le explica que no existe paz después de la muerte para los seres que han sido devorados por la insaciable sed humana. Frank, comprende que debe ser lo que el destino le ha llevado a ser. El Ente Demoníaco se siente orgulloso del nuevo discípulo.

Frank, revive su eslogan, espinacas, whisky y vida.

El Ente Demoníaco tiene un encargo para él. Capturar a unos humanos llamados Winchester, que en cuestión de tiempo resultaran una amenaza para los seres que seguirán emergiendo del Infierno y que harán lo posible para que los animales tengan el respeto adecuado.

Estos seres, son Demonios que por orden divina se mantienen en la labor de procesar el alma que no puede ser procesada.

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Frank invita a Los Winchester, que visiten el pueblo principal dónde se desata la plaga demoníaca gracias a la sangre que El Granjero deja caer en los productos del Ente Demoníaco. En la misiva enviada por mail se explica que existe una serie de desapariciones. La carta, viene acompañada de las noticias que explican las muertes. Frank, sincero les comunica que se encuentra poseído por un Ente Demoníaco y demanda su ayuda.

Los Winchester, investigan y se dan cuenta de que en efecto las noticias son reales. Deciden salir en dirección al pueblo denominado cómo El Pueblo Del Diablo, bien preparados con un arsenal de armas y un arsenal de rituales mágicos.

Llegan al lugar y en la plaza Frank, les espera preparado con un lanza llamas. Vuela por los aires el coche que llevan. Los Winchester logran escapar antes que detone.

Los Winchester, se lanzan ambos en contra-picado y le encierran en un circulo aprovechando las llamas para realizar la simbología que mantiene a los Demonios cautivos. Empiezan a exorcizar a Frank.

Unas decenas de cerdos, furibundos y presos de la esencia demoníaca, se lanzan en dirección a Los Winchester, quienes se esperan el ataque y lanzan un rezo que exorciza todo cuánto hay.

Los Tres Demonios-Cerdos, aparecen de ipso facto, e intentan detener la irrupción. Los Winchester, lanzan la frase que hará que los cerdos agredan a los Demonios-Cerdos. El hechizo es tan potente, que se abre el cielo y emerge un rayo de luz solar que aniquila toda maldad en el Estado.

Se extiende por las ciudades y los ciudadanos que se encuentran retenidos se ven liberados.

Frank yace muerto en medio del círculo.

Los Winchester, llaman a la puerta del Gobernador quién se encuentra poseído por El Ente Demoníaco. Este les espera. El Ente Demoníaco les advierte que algún día los Seres Humanos, se sacrificarán a sí mismos por lo que les hacen al resto de seres.

El Ente Demoníaco desaparece. Los Winchester meditan el comentario del Ente Demoníaco.

Creen que aunque tenga razón deben acabar con la existencia del Ente Demoníaco.

Logran entrar en la Dimensión Infernal Animal, gracias a unos escritos que encuentran en la Mansión dónde solían reunirse Los Demonios-Cerdos.

Aniquilan toda alma y todo Ente, culminando con unas palabras acerca de la adaptación de la especie según Charles Darwin.

Los Winchester, deciden irse a cenar la mejor barbacoa que existe en el Estado y Sobre todo que haya Cerdo en el menú.

.Yenny Margarita García Almeida.