Amish Dool

 Amish Dool. 


En un poblado Amish una de las jóvenes aparece muerta, en el bosque, con el rostro cercenado. Los habitantes piensan que podría tratarse de un animal feroz. 


Pasan los días y Helen, una niña, hija del Patriarca que posee una muñeca Amish, conocidas por no llevar rostro para no alimentar la vanidad entre las jóvenes, observa que está tiene las piernas sucias de barro. Acusa a su hermana mayor de dejarla fuera. 


Helen, le recrimina que se mete con ella porque obviamente es más hermosa. 


La madre, llama la atención a Helen por sentir vanidad. 


Helen, enojada, se va a  su habitación. 

En la tarde, coge la muñeca y va a al centro del pueblo. 

Otras niñas andan por ahí, también con sus respectivas muñecas. 


Juegan un rato hasta la hora de cenar.

Helen, invita a las niñas a que se reflejen en el lago y  les dice que aprecien sus facciones. Confiesa que le gusta mirarse. 

Las muñecas puestas en el suelo presencian el acto. 

Llega la hora de partir y se marchan a sus respectivas casas. 


Al día siguiente, Helen, va al bosque a jugar. Entre la maleza descubre el cadáver de su hermana sin rostro. 


Grita poseída y corre a casa de sus padres, Amish Dool, se encuentra en el sillón de su madre, emanando un influjo en el Padre. La madre yace muerta en la cocina, con los ojos y la boca cosidos. El Padre, sostiene una aguja e hilo, llena de sangre. 


Helen atónita emerge de la casa entre llantos y gritos de auxilio. Observa horrorizada como en las casas, cada muñeca posee el cuerpo de la madre fallecida. 


Helen corre por toda la calle. La escena se repite. La casa de los Smith sin hijos no poseen a una muñeca, son los únicos que no han sido poseídos. 


Helen les avista como le hacen señas para que vaya a su casa. 


Se refugian en el sótano. Rápidamente se escuchan pasos en la casa. La puerta del sótano se abre violentamente. La madre de Helen, aparece, se descose los labios y le dice a Helen: te has portado mal. Crees que eres la más hermosa de nosotras. Todas somos iguales y ahora tu serás como nosotras. 


La madre de Helen acaba con la vida de los Smith con un gesto de la mano y se aproxima a Helen. 


Helen junto a su muñeca y con los ojos y boca sellados con hilo, se reúne con la familia reconvertida en el Salón de la casa. 


La visión se va alejando y se observa como el poblado Amish ha sido abducido por los influjos de las muñecas. 


Yenny García Almeida

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