8 Segundos

                                                          .8 Segundos.


3 segundos para que el alma se desprenda de la carne.

2 segundos para la visualización de la existencia.

3 segundos para elegir, dentro de las opciones, dónde se quiere seguir evolucionando.


.Acto I.


Eduardo, joven aviador, en una practica de vuelo se estrella en una avioneta de su propiedad. Milagrosamente salva la vida. De inmediato es rescatado por las autoridades locales, que presenciaban el espectáculo aéreo.


Después de ser examinado por los doctores y certificar que todo marcha correctamente, regresa a su casa, dónde empieza a sentir un desprendimiento de las necesidades y demás, cómo aficiones y hobbies.


En los días siguientes comienza a sufrir stress-postraumático, reviviendo el momento del accidente. Decide visitar a un Psiquiatra.


.Acto II.


El Psiquiatra, le aconseja a Eduardo, cómo terapia, que haga un recorrido por su vida desde la infancia hasta la edad actual.


Eduardo, accede y visita el hospital dónde nació, la escuela en la que estudió, el instituto, la universidad, los diversos aeropuertos desde dónde despega hasta llegar a un cementerio.


Al llegar al cementerio, desde su coche, observa a un Hombre maduro que esta de pie ante una tumba que parece reciente.


El hombre se gira y ambos se observan durante unos segundos.


Eduardo, arranca el coche y se encamina hacia su casa.


Llega y desde el piso número 20, en el que reside, entra. Va hacia la terraza. Se aposta en el balcón y acto seguido se lanza.


Cae en caída libre y termina por estrellarse contra el pavimento.


Abre los ojos y aprecia cómo una puerta se abre ante él.


Un sistema estelar compuesto por dos estrellas y varios planetas similares a la tierra se muestran en el infinito. Eduardo, parpadea, el sistema estelar se acerca.


En un abrir y cerrar de ojos, se encuentra en la adolescencia. Se halla en un salón de clases. Por el ventanal se aprecian dos soles.


Eduardo de pie ante la clase, resuelve un problema de matemáticas. Finaliza con el resultado esperado.


-Gracias, Señor García- se escucha la voz del profesor desde el sillón que ocupa.


El profesor se muestra, es el hombre que Eduardo divisó, de pie en el cementerio, ante la tumba fresca.


.Acto III.


Eduardo, en la terraza del primer piso del edificio dónde vive se adentra a la casa, dónde le espera El Padre, con la cena lista, quién resulta ser el mismo hombre que el profesor.


Yenny M. García Almeida.






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