Sacrificio

 

Sacrificio

En la orilla de aquél pueblo costero, dónde la mar azota el espigón, mi espíritu vuela y vuela, y no hay manera de que se desprenda de aquél aroma a pescado frito y sal.

Rubén, chico fuerte y atractivo, degusta unas exquisitas ostras en el restaurante de cinco estrellas, ubicado en el Paseo Marítimo.

Se acerca la camarera y le ofrece un poco más de vino. Él, caballero, asiente y bebe un sorbo de la copa esbelta y fina que acompaña el resto de la cubertería.

Termina con el manjar y con una ruda elegancia, se quita la servilleta de las piernas y la posa con suavidad en la mesa. Acto seguido, extrae un arma de fuego y apresa a la camarera.

Muy bien Julia, tú y yo vamos a dar un paseo, le susurra al oído.

El resto de comensales, a medida de que se van dando cuenta de la situación, empiezan a gemir y a suplicar por su vida.

Julia, tranquila, le musita que se imagina quién es. Termina la frase con un ¿Eh, Rubén?

De inmediato se zafa, propinándole un fuerte golpe en el abdomen. Julia, sigue con los puños. Rubén, dispara. Las balas rebotan en el techo, paredes y suelo.

Los clientes del magnifico restaurante, así cómo los demás camareros se refugian debajo de las mesas.

Julia, desarma a Rubén, de una patada, a la vez que le golpea en la nuca.

Rubén, se reincorpora y arremete contra ella, llevándose consigo a unas cuántas mesas y personas.

A horcajadas encima de ella, la estrangula, le comunica que quería hablar con ella, su jefe la quiere en su bando.

Julia, asiente, en medio de la asfixia.

Rubén, la suelta. Julia se lleva las manos al cuello, mientras tose cómo una endemoniada.

*****

En el lujoso yate de Rubén, Julia, vestida de forma informal, bebe una copa de cava, sentada en los muebles que adornan la proa.

Rubén, emerge del interior y le sonríe.

Julia, le solícita, que le explique cuál es el trabajo.

Tenemos que rescatar un cifre con mercancía, lanzado al fondo del mar. Para eso te necesitamos a ti, que eres la mejor buceadora que existe entre las bandas organizadas, explica Rubén.

¿Cuánto me van a pagar?, pregunta Julia.

Rubén, toma una servilleta, extrae un bolígrafo de su camisa y escribe una cifra. Se la entrega a Julia.

Wow, con esto puedo irme lejos de aquí y comenzar una nueva vida, exclama Julia.

Rubén, le recuerda que él, la encontró y puede dar con ella, en cualquier parte.

Julia, frunce el ceño.

Rubén, la observa.

*****

En el fondo oceánico, los peces nadan libremente, las algas, se entrelazan en una danza de sensaciones y frescor.

Julia y Rubén, con los trajes propios y la bombonas de oxígeno, surcan el suelo marino.

Encuentran el cofre. Ligero, por la densidad del agua, lo extraen. Con unas cuerdas lo suben al yate.

Julia, en la superficie del barco, le inquiere a Rubén, de que clase de mercancía se trata.

Rubén, le comenta, que es mejor que no lo sepa.

Julia, pregunta cuándo recibirá su parte.

Rubén, le asegura que al amanecer.

En la noche, Julia, se levanta de la cama y se dirige a la proa. El cofre, sigue al lado, sujeto.

Julia, curiosa y sin oír las peticiones de Rubén, le quita las sogas y abre el cofre.

Un gesto de horror mezclado con emoción, se dibuja en el rostro de Julia. Reconoce de inmediato al padre.

Rubén, tras de ella, le comunica que ya no tendrá que huir más. Ha matado a su padre. Necesitaba que fuera ella quién lo extrajera del mar, así de esta manera, ella puede reclamar el poder de su difunto padre y ambos gobernar media Europa.

Quería que fuera una sorpresa, concluye Rubén.

Julia, le confiesa, que le hubiese gustado matarlo ella misma.

Rubén, sonríe, la conoce bien. Desde que la vio por vez primera, se enamoró completamente de ella y cuándo su padre le contrató para matarla supo lo que tenía que hacer.

Julia, impresionada por la confesión, se acerca a Rubén y le otorga un beso.

Rubén, le corresponde con pasión.

Las olas del mar, chocan contra la proa y el viento se mece al son de la canción que emerge dulce del faro del puerto de aquél viejo espigón.

Yenny Margarita García Almeida.