Cuándo la luna nos miraba de cerca. El máximo creador, la gran mente, observó que la tierra estaba en un caos continúo, de erupciones volcánicas y caída de meteoros. Así que habló con Teia, un planeta joven y pequeño, que tenía una órbita alrededor de la tierra. Le propuso convertirse en la pareja de la tierra, para que sus ondas gravitacionales, proporcionarán a la tierra una calma a base de los océanos, que aunque calientes en la superficie, eran fríos en su interior. A Teia, le pareció una gran idea y aceptó encantada. Lo único es que debía estrellarse contra la tierra para poder acogerse a su gravedad y órbita. La Tierra, incandescente, apenas notó el impacto, más para Teia fue abrasador No obstante, Teia, continúo con su evolución y ayudo a la tierra a enfriarse. Alejaba los meteoros con su fuerza de gravedad y hasta le parecía divertido agitar las mareas en la tierra. Pronto Teia y la Tierra, se hicieron amigas y amantes universales. El Sol, siempre atento, había obser...