Cuándo La Luna Nos Miraba De Cerca

 Cuándo la luna nos miraba de cerca.


El máximo creador, la gran mente, observó que la tierra estaba en un caos continúo, de erupciones volcánicas y caída de meteoros.


Así que habló con Teia, un planeta joven y pequeño, que tenía una órbita alrededor de la tierra.


Le propuso convertirse en la pareja de la tierra, para que sus ondas gravitacionales, proporcionarán a la tierra una calma a base de los océanos, que aunque calientes en la superficie, eran fríos en su interior.


A Teia, le pareció una gran idea y aceptó encantada.


Lo único es que debía estrellarse contra la tierra para poder acogerse a su gravedad y órbita.


La Tierra, incandescente, apenas notó el impacto, más para Teia fue abrasador 


No obstante, Teia, continúo con su evolución y ayudo a la tierra a enfriarse.


Alejaba los meteoros con su fuerza de gravedad y hasta le parecía divertido agitar las mareas en la tierra.


Pronto Teia y la Tierra, se hicieron amigas y amantes universales.


El Sol, siempre atento, había observado a Teia y sentía gran atracción por ella, así que en un impulso cuando Teia estaba en su fase nueva, aprovechaba para hablar con ella.


Pronto Teia, cayó rendida a sus pies.


Cuándo la Tierra se percató de que Teia le había sido infiel, era demasiado tarde.


El Sol, que no quería ver sufrir a la Tierra, empujó a Teia un poco más lejos para que la Tierra pudiera sentir su magnetismo y seguir con las mareas y suficiente para que olvidará a Teia.


La Tierra, llorando les dijo que siempre podría ver su amor traicionero.


El Sol, piadoso, le prometió que solo vería a Teia cuando su lado soleado estuviera presente.


Así que la Tierra, cada cierto tiempo se interpone entre la luna y el Sol para evitar que se vean y el Sol aprovecha cada eclipse para entregarse a su amada.


Yenny Margarita García Almeida.

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